El pasado 14 de marzo comenzó en nuestro país un paro de transportistas. Centenares de ellos empezaron a bloquear las carreteras de varias provincias españolas para protestar contra la subida del precio del carburante desbocado como consecuencia de la Guerra de Ucrania y otros factores en las últimas semanas.
Entre las principales reivindicaciones de los convocantes es prohibir la contratación de los servicios de transporte de mercancía por carretera por debajo de los costes de explotación. También piden limitar la intermediación en el contrato de transporte a un solo contratista y la prohibición por ley de la carga y descarga por parte de los conductores y autónomos que realicen la conducción de sus vehículos.
El Gobierno ya ha propuesto algunas posibles soluciones, no siendo aceptadas por los protestantes. La más llamativa es la emisión de 500 millones de euros a repartir entre los transportistas dependiendo de los vehículos que posea y de la capacidad de carga de cada uno de ellos. Todo esto sin fijar fechas de recibimiento de esas ayudas, plazos para solicitarlas, etc., lo que ha causado un gran rechazo de los transportistas.
Ya son decenas las fábricas que han tenido que parar su producción debido a las grandes perdidas que están sufriendo. Algunas de las más importantes son el grupo Calvo (conservas), Volkswagen, Mercedes, Estrella Galicia o Danone, así como el resto de fábricas lácteas del país como Puleva.
Nada se sabe sobre cuando finalizará dicha huelga ni de que forma. El Gobierno asegura medidas cuanto antes para poder solventar este gran problema nacional. Mientras, los protestantes aseguran que se levantaran hasta conseguirlo. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?